top of page
Salí de casa para ir a la biblioteca de la universidad cuando tropecé con un objeto, un paquete envuelto en papel de periódico y atado con una cuerda, sin remitente ni destinatario alguno que bien podría resultar ser un libro.
Tenía ante mis manos la última pista conocida de la hace años desaparecida científica Alice Bell, un grueso fajo de notas amarillentas a modo de diario manuscrito describiendo con bocetos sus últimos proyectos y relatando con su propio puño y letra el resultado de sus investigaciones.
bottom of page